Walter Rico fue director del grupo de danza de Casa de Galicia tras una trayectoria de casi medio siglo de mostrar su arte por los escenarios y enseñar a cientos de alumnos ese amor tan particular que sentía por la danza gallega.
Sus primeros pasos fueron en 1956 en el Centro Gallego de Montevideo, donde fue alumno de Ramiro Reñones, para luego comenzar a dar clases e integrar y dirigir el grupo de danza folklórica gallega “Obradoiro” de Casa de Galicia.
El ex presidente de A Casa de Galicia Centro Histórico Cultural, Ismael Martínez, expresaba en un resumen del legado de Walter que “dedicó toda su vida a la danza gallega, dejando como legado al grupo que hoy engalana cada espectáculo en el que se representa a la tradición”.
Ismael, bibliotecólogo de Casa de Galicia, le conocía bien y nos llevó con sus emocionadas palabras por los espectáculos que el homenajeado llevaba a todo el país y más allá del Atlántico también; y como si estuviera sentado entre nosotros, le espetó: “que tiempos aquellos Walter, que fantástico, que espectáculo el Sodre por los cien años de Casa de Galicia. Todo eso fuiste Walter, y ahora Ramón sigue tus pasos y muchos de tus alumnos y compañeros siguen y seguirán, otros ya no están, otros vendrán”.
Presumiendo de los hermosos momentos vividos reflexionó:” que tiempo Walter! Espero que en donde estas, estés rodeado de jotas y muñeiras, de gaitas y panderetas”, lanzando “un aturuxo para vos. ¡Viva Walter Rico por siempre!”.
Entre los asistentes estuvo el ministro consejero de la embajada de España, Carlos Dominguez, y la delegada de la Xunta de Galicia, Elvira Domínguez, quien destacó la importancia del homenaje a Walter Rico, resaltando las sentidas palabras de Ismael sobre el homenajeado acerca de que “su legado seguía latiendo».
Elvira Domínguez puntualizó que “el espíritu de Casa de Galicia está vivo como otrora y parafraseando al Secretario Xeral de Emigración que hace pocos días había dicho que “las instituciones gallegas del mundo son mucho más que lugares de encuentro, son faros de nuestra cultura, lengua y tradiciones que mantienen viva la esencia de Galicia en las comunidades emigrantes y fortalecen los lazos con las nuevas generaciones”, este acto lo ha demostrado.
Agregando que “esto quedó más que claro en la fiesta que vivimos donde hubo una sinergia, una empatía con el auditorio fuera de lo común. El público vibró desde el inicio al fin, con un profesionalismo en la música impresionante, hay que felicitar al maestro Carlos González y también con unos bailes impresionantes de la mano del maestro Ramón Álvarez”.
Añadió el aporte tanto de las pandereteiras de «Xuntos» como del grupo «fusionados» donde quedó demostrado que «la gaita es un instrumento versatil». Finalmente confesó la emoción cuando subieron al escenario más de medio centenar de “ex Obradoiros” que “bailaron una jota improvisada, pero impecable, con una fuerza que era un terremoto”, demostrando que “el espíritu de Casa de Galicia sigue vivo”.